esperando que sea cierto

Bailarina azul - Edgar Degas
Cuando hago eso me olvido de todo,
se me pasan los días, me como unos, aumento otros;
el sueño es un pasajero de tren:
cree que tiene mil horas hasta volver a ver.
No tengo tiempo de regresar a ver,
sigo sin saber, ni predecir, ni pretender.
Hasta me olvido de las líneas,
de los versos, y las rimas.
De la inspiración que tocó mi piel,
de cuando mi alma se quedó sin pies.
Cuento los minutos con los dedos,
planeo mi mundo con desenrredos.
Y es por eso, ya no lo siento.
No me acuerdo porque no tengo tiempo.
No es que haya sido un juego,
tampoco estoy enferma o estoy mintiendo.
Paré lo danino que fue tenerlo,
le di un fin necesario y pospuesto.
No fue conmigo, no palpó mi miedo.
Mejor callo, y empiezo de nuevo.
Porque cuando hago esto mi olvido del tiempo
Cuando intento vuelan mis dedos.
Estuvo antes y es lo que tengo.
Esperó aguantando mis desvelos.
Hoy lo siento, es hoy y lo quiero,
Quiero verlo en este momento.
La felicidad no es más un recuerdo.
Es mi hoy, es mi abrigo predilecto.

sin sentido ni sonido


Que pudiera hacer tantas cosas, verlas, cumplirlas, tenerlas;
bajar de mi universo a la esfera azul y seca.

Que pudiera.
Romper la línea en la que escribo todos estos poemas;
no hablar más de mis ilógicas asperezas.

Que pudiera.
Poder, ver, sentir, no olvidar y ser lo que fuera;
extinguir lo no posible a pesar de la sordera.

Que pudiera hoy,
cansarme de decir que hay que decidir;
que no duela, dejar que sea, sin morir.

Que pudieran ver que el ave no vuela,
que se enfrían sus manos por la espera,
quiere el agua que está en una estrella nada cerca.

Que pudieran silenciarme,
"dejen que se aloque, dejen que se le pase",
no se ve la incertidumbre, y hay que desnudarse.

Que pudiera estar aquí,
quiero, pero no ser lo que fui.
Quiero concluir escuchando hasta cuando pueda, este leve latir.

Lo triste de ser poeta

No lograr asimilarlo nunca.
En pocas horas que ha castigado la duda.
Confesando que el alma está confusa.
Vivir sin admitir mi aprobada tortura.
No negar. Eso no haría nunca.
Tampoco hago el intento. Tampoco lo entiendo.

El poeta debe palpar la melancolía.
Necesita amar sin pensar en lo que pasará.
Tiene que creer que se acabó su soledad.
Llorar porque la utopía no será verdad.
Escribir cuando le hostiga la frialdad.
Cuando la nostalgia golpea el alma.
Y no le importa el presente ni nada.

Morderse el labio para no sollozar.
Tragándose litros de aire para que no te vean llorar.
No deben saber que te cansaste de amar.
Porque dijeron: te dije, eso no durará.
A pesar de saberlo, se podía aceptar.
Era obvio que iba a salir mal.
Pero ahora no le importa porque no hay marcha atrás.

Quisiéramos grabar un instante en lo eterno.
Usar la poesía para amar en secreto.
Sentir como un mortal un ciego beso.
Convertir el poema en algo cierto.
negarnos a dejar nuestra inspiración.
Sentirnos rendidos al tiempo y al dolor.
No ser capaces de decir adiós.

Es casi real


Puedo hablar de estremecerse,
ahora supe lo que se siente,
pasar algo frío por la sangre caliente,
conjunto de palabras improvisadas
se impregnan como imán a la sensanción diferente.

Puedo decir que el mundo se detiene,
estar seguro por que viene,
pensar que por unas horas no muere,
encierro de un duo de fantasías,
decir sin cohibir lo que tanto se quiere.

Puedo comprobar que es verdad,
irónico destino empujó la tempestad,
tan delicadamente como acariciar un cristal.
Los sueños también son imperfectos
y pueden convertirse en realidad.

Puedo disfrutar la cierta ambigüedad,
cantar nostálgica sin tratar de olvidar,
el deseo desata blanca crueldad,
sin reir del todo porque algo falta,
ni llorando porque percibo algo de felicidad.

Me tocó a mi...

Monet


Mirar mis dedos templados tratando de escribir da risa,
arrimarse a un muñeco de felpa que me mira,
oír canciones tontas, fuertes y depresivas
resumen el estado actual de mi compañía,
que tiene un efecto magnífico de dejarme como dormida.

Cuestionar el futuro es razonable fuera de esta mente,
traer al momento recuerdos es mi fuerte,
anhelos del día de ayer que transportaban a la muerte,
explicativo sexto sentido tratará de mantenerme,
faltarán años para que el deseo del amor se enferme.

Sentir cálida alegría por que me pensó hoy,
temerosa cobardía de apostarle todo al amor,
asesinar los kilómetros sólo porque me encontró
vivir en su habitación arrimada a su buró,
eterna y desde aquí la inspiración de su canción.

Ser dos almas que se cansaron de llorar,
enjuagaron sus ojos al tenerse que separar,
porque cree en mis sueños y me permite volar,
solo enfrentando a mil cosas y a la ansiedad,
apagando el fuego hasta volverse a mirar.

Ha sido lo mejor que fue

El cuento convertido en canción;
leyenda anticipada del adiós;
de la irreversible partida,
del riesgo de un fugaz amor.

Mil colores intensos en aquel presente;
cambiando de tono así de repente;
cada hora vivida, besos, melodías;
encendido sentimiento ayer inerte.

Labios que por hoy no hablan;
sombras en sol, no hay nada;
el frío sube a encontrarse con los recuerdos.
Inolvidable, dicen este par de lágrimas.

Mi fantasía, la única que no fue mentira;
seguro mañana motivará sonrisas;
difícil saber que no lo veré este día;
saber que lo viví entero me pondrá tranquila.

Dos manos unidas rogando no separarse;
nuevos caminos tendrán que levantarse;
lo mejor que fue para esta alma herida;
tristemente consciente que debía acabarse.

Insomnio



Conseguí mi perdición.
Alcanzando el punto que detesto topar:
no tengo inspiración, no se que hablar.
Son inciertos caminos que están por llegar.
Horrible destino que odio probar.
Insoportable tarea la de tener que esperar.
El cansancio no halla su punto final.

Mi armónica adicción.
Desahogándome al escribir:
bienvenido a la noche vanidoso sentir.
A las doce de nuevo sin poder dormir.
Mucho por pensar, poco por definir.
Escasos concretos de un seguro vivir.
Veinte minutos de paz, por fin.

La nocturna contradicción.
Razones sonámbulas de este ser:
poco ayuda el pretender saber.
Sosegada calma de no mirar el ayer.
Siniestras ansias de lo que voy a tener.
Y si quiero dormir, aunque mañana ya no pueda ver.

un estado indescriptible



Son las canciones más tristes que he escuchado,
y hasta ahora no me lo había preguntado,
no porque no me había pasado.
Pero ¿qué será quedarse esperando?
¿Será peor que cuando uno se siente traicionado?

Los protagonistas ansían volver,
cantan a su amor que dejan llorando en la estación del tren;
se quieren tener, y piensan solo en lo que vivieron una vez.
Pero ¿qué pasará con ese querer?
¿Dejarán que la lejanía lo transforme en un dos por tres?

Tener que decir adiós parece cruel,
dejar de amar susurrando al que se fue;
acostumbrarse de a poquito a lo que se es sin ella o él.
Pero ¿quizás le duela más al que espera y se queda atrás?
¿O sufre más el viajero al temer no regresar más?

Una vez viví algo similar, un caso particular,
pero es algo nuevo prepararse a esperar;
la diferencia es que ahora parece que si vendrá.
¿Sentiré lo mismo que el que llora al que se va?
Concuerdo en el tiempo abismal que falta para verlo llegar.
¿Seré la próxima en escribir: no te vayas, vuelve
ya?

La ausencia


Voy a intentar descifrar mis pensamientos,
y empiezo por preguntarle:
¿En que estás pensando?
Los gestos no me dan una pista;
no hay llanto, no veo sonrisas.
Es como el vacío, pero ¿cómo se lo pinta?

Segundo intento: ¿es una persona?
No contesta. Creo entender y se la respuesta,
pero algo molesta. ¿Te da tristeza?
Los ojos se mueven y dan una seña;
evidentemente es alguien y lo piensas,
y es más claro todo, porque noto su ausencia.

Parece que no hay mucho que decir,
presiento como que se vuelve a repetir;
¿O no es así?
Entonces ¿porque pretender fingir?
¿porque leo ganas de huir?
Otra vez tragándose el alma para no sentir.

Todo es producto del miedo.
¿Te atraparon no es cierto?
Pero responde: ¿estás perdiendo?
No hace falta hablar para entenderlo;
lo sé, te creo, y es mi último intento.
Él ya lo sabe y no estoy mintiendo.

no estoy tan bien

De que me sirve volver a creer.
Quererme levantar con corazón y pies
Para que me río sola, ¿para qué?
Cansa tener que perder otra vez,
y peor: sin ni siquiera saber el porque.
Parece que fuera un mal chiste,
algo interrumpido de un capítulo al revés
¿Por qué? ¿Por qué?

Las palabras dulces no son para mi ser pueril,
ese amor nunca me hizo muy feliz.
Siempre estar peleando por sobrevivir.
Abrí las puertas sin poder presentir.
Esperé a ver entrar a alguien nuevo por ahí,
y creo que me voy a morir así.
No quiero volverla a abrir. Al menos no hasta cumplir los mil.
Qué estúpido pensar que alguien también se sentía así.

¿A quién hay que pedirle la cura?
Necesito alguien para echarle la culpa
¿A Dios por regalarme esta pluma?,
¿o al diablo por maldecir mi locura?
Por desear todo menos negra fortuna.
Que me arrastre hacia abajo si creer es lujuria,
el infierno es el mismo allá que acá arriba.
¿Qué sentir si hasta las lágrimas están cohibidas?

ya me tiene harta


A punto de dejarlo del otro lado de la calle,
como si nada, como si fuera su casa, como si estuviera acostumbrada,
regresa pero no trae su cara. Se monta en otra cáscara.
Se junta con la letra más perfecta de una tonada romántica,
de quién la escribió no tiene idea a quién le encajó como botón.

Ya no tiene rostro, nombre, nada.
Pero siempre que quiere vuelve, me toca, me aplasta, me amarga.
Hace lo imposible para sacarme una lágrima mientras veo la ventana.
Juro que no lo estaba pensando, al menos no a él, porque lo están reemplazando.
Pero el necio puede más que un nuevo extraño; no es nada raro.

Y hasta eso: me vuelve irónica, histérica, debilitada.
Mis ojos se alteran y empeoran al ver a una pareja que se aman
Porque me da iras llorar por quien está pensando en quién sabe que pendejada más.
Oi la frase: "si crees que voy a suplicar, prefiero mi amarga soledad".
Y heché mi cabeza hacia atrás.

Ahorita que caminaba, me olvidaba.
No me invadía hasta que algo de fondo sonaba:
"no encuentro salida, no quiero que este juego sea mi vida"
Y me siento extraña, y otra vez algo incómodo invade mi casa.
Pero recuerdo que de él no necesito nada,
escribo y se libera mi alma
Yo puedo permitir que se vaya,
porque ya me tiene harta.

Haz de cuenta


Alguien me está inspirando.
No me sopla la oreja, no me está pensando, ni creo que me está esperando.
Ni lo vi pero me produjo algo. Ni lo sentí pero quiere que le diga algo.
¿Y ahora? ¿Que podría querer un ente desalmado, incoforme, desordenado?
El solito con la esquizofrenia de un frustrado.
Por lo menos en eso, concordamos en algo.

No me importa que salga o no como una rima,
Ni me interesa que lo lea, me entienda y luego se ría.
Lo dedico a él, al que lee mi electrónica poesía.
Estará leyendo con la mano en la barbilla.
Ahora sabe que hablo de él. Ahora me da una leve sonrisa.
Si, siente un frío que le pasa por la barriga. Se pusieron rojas sus mejillas.

No puedo distinguirle nada más.
Lo veo de lado porque se rehúsas a preguntarme “con las ventanas de su alma”
Es la trillada frase recelosa para pedir un intercambio de miradas.
Ni siquiera habla, no se atreve, solo calla.
Se empieza a morder las pocas uñas que le rozan la cara.
Cierra los ojos como si fuera un espasmo.
No, no estoy bromeando, es a ti, de ti es de quien hablo.

Que pesar que él no pueda captar, o que deduzca y le de igual.
Es más que coincidencia que pienses como quisiera actuar;
es irónico que te sienta y te entienda aunque no estás.
Es estúpido sentir lo que se puede ver, y no tocar.
Es la voluntad que me obliga a hacerme más allá.
Aunque mienta y quiera algo más.
Por tonta o buena, pierdo. Para variar.

culpable de sentir ganancia

Mi distancia aportó más de lo necesario.
El corazón agauntó más de lo esperado.
Notorio, oculto, lejano. Ríe como un malvado.
Endiablada, enmascarada.

Mi alma dejó su ancla atascada.
El alivio asusta. Pesa menos la cruda duda.
Confort, amor. Se desprende. Dolor.
La mala, ensagrentada.

Mi voz siempre lo pidió.
Gritó y suplicó hasta la desesperación.
Nunca entendió. Hulló, se escapó.
Lastimada, herida.

Mi fuerza se recupera de lo quedado en la nada.
Le quebró la que nunca fue traición.
No se lo esperó. Ahora ella le ganó.
Sobreviviente, sonriente.

No se sabe lo que viene

El silencio fue clave en este suceso.
Comenzó a venir anunciando un rito. Duró tanto.
Dolió porque no tenía nombre, era un extraño, un intruso pasajero.
Saqueó lo que pudo y se instaló, se alojó y se quedó.
La bulla estorba porque el silencio reina.

Sin color, sin sabor, indeciso; eso fue lo que más llegó.
Pero sentía que no estaba solo: hablaba, cantaba.
Se puso a conversar con los lamentos que hartaron,
se rió de lo que una vez llenó el corazón.
Se preparó. El silencio se oyó.

Pactó con agua para amplificar su sonido por cientos de lágrimas.
El silencio asfixiaba. Y hablaba y hablaba.
Espiaba a través de los agujeros causados por balas,
y se niega a esfumarse sin una tregua.

Quiere una oferta: quiere que algo se muera.
Hoy su capa ya no es tan gruesa,
aún está pero siento que ya no pesa, no quema.
No se que es pero el lapso aterra.

¿Saldrá disparado con mucha fuerza?
Ya es tiempo: el fin del silencio.
El me dice, yo lo entiendo.
Quizá sea un engaño, pero me arriesgo.

el sabor de lo aparente


Del alcantarillado de mi mente
no dejan de crecer estas locas ideas.
De algo más que un vacío inconsciente
sin creer ser diferente,
como de pobreza, huelen a lodo y miseria.

Uno quisiera estar demente
antes de unirse a lo que bien suene.
Al aroma del metal, a lo inherente.
Prefiero embarrarme a después no pertenecerme,
vivir abajo, a morir lentamente.

El aire sumplantó subsatancias por punzadas
no se puede caminar sin llevar armas.
Fuego, agujas y gente; igual matan.
Ser fértil es lo que llaman tener suerte,
no ser como ellos, es ser fuerte.

Los nacimientos ya no vienen,
todos los días se encarcela una transparencia.
Sin moretones ni rasguños los golpes detienen,
cierran bocas porque les conviene,
aquí no hay espacio para el dolor ni la pasciencia.

Porque cada día cuesta verse,
las lágrimas no quieren salir para no romper.
El que está libre no sabe lo que quiere,
han dañado sus manos y su cara ni se mueve,
los ojos se miran al espejo sin estremecerse.
Teya

domingo, diciembre 21, 2008

esperando que sea cierto

Bailarina azul - Edgar Degas
Cuando hago eso me olvido de todo,
se me pasan los días, me como unos, aumento otros;
el sueño es un pasajero de tren:
cree que tiene mil horas hasta volver a ver.
No tengo tiempo de regresar a ver,
sigo sin saber, ni predecir, ni pretender.
Hasta me olvido de las líneas,
de los versos, y las rimas.
De la inspiración que tocó mi piel,
de cuando mi alma se quedó sin pies.
Cuento los minutos con los dedos,
planeo mi mundo con desenrredos.
Y es por eso, ya no lo siento.
No me acuerdo porque no tengo tiempo.
No es que haya sido un juego,
tampoco estoy enferma o estoy mintiendo.
Paré lo danino que fue tenerlo,
le di un fin necesario y pospuesto.
No fue conmigo, no palpó mi miedo.
Mejor callo, y empiezo de nuevo.
Porque cuando hago esto mi olvido del tiempo
Cuando intento vuelan mis dedos.
Estuvo antes y es lo que tengo.
Esperó aguantando mis desvelos.
Hoy lo siento, es hoy y lo quiero,
Quiero verlo en este momento.
La felicidad no es más un recuerdo.
Es mi hoy, es mi abrigo predilecto.

viernes, noviembre 14, 2008

sin sentido ni sonido


Que pudiera hacer tantas cosas, verlas, cumplirlas, tenerlas;
bajar de mi universo a la esfera azul y seca.

Que pudiera.
Romper la línea en la que escribo todos estos poemas;
no hablar más de mis ilógicas asperezas.

Que pudiera.
Poder, ver, sentir, no olvidar y ser lo que fuera;
extinguir lo no posible a pesar de la sordera.

Que pudiera hoy,
cansarme de decir que hay que decidir;
que no duela, dejar que sea, sin morir.

Que pudieran ver que el ave no vuela,
que se enfrían sus manos por la espera,
quiere el agua que está en una estrella nada cerca.

Que pudieran silenciarme,
"dejen que se aloque, dejen que se le pase",
no se ve la incertidumbre, y hay que desnudarse.

Que pudiera estar aquí,
quiero, pero no ser lo que fui.
Quiero concluir escuchando hasta cuando pueda, este leve latir.

viernes, noviembre 07, 2008

Lo triste de ser poeta

No lograr asimilarlo nunca.
En pocas horas que ha castigado la duda.
Confesando que el alma está confusa.
Vivir sin admitir mi aprobada tortura.
No negar. Eso no haría nunca.
Tampoco hago el intento. Tampoco lo entiendo.

El poeta debe palpar la melancolía.
Necesita amar sin pensar en lo que pasará.
Tiene que creer que se acabó su soledad.
Llorar porque la utopía no será verdad.
Escribir cuando le hostiga la frialdad.
Cuando la nostalgia golpea el alma.
Y no le importa el presente ni nada.

Morderse el labio para no sollozar.
Tragándose litros de aire para que no te vean llorar.
No deben saber que te cansaste de amar.
Porque dijeron: te dije, eso no durará.
A pesar de saberlo, se podía aceptar.
Era obvio que iba a salir mal.
Pero ahora no le importa porque no hay marcha atrás.

Quisiéramos grabar un instante en lo eterno.
Usar la poesía para amar en secreto.
Sentir como un mortal un ciego beso.
Convertir el poema en algo cierto.
negarnos a dejar nuestra inspiración.
Sentirnos rendidos al tiempo y al dolor.
No ser capaces de decir adiós.

lunes, octubre 20, 2008

Es casi real


Puedo hablar de estremecerse,
ahora supe lo que se siente,
pasar algo frío por la sangre caliente,
conjunto de palabras improvisadas
se impregnan como imán a la sensanción diferente.

Puedo decir que el mundo se detiene,
estar seguro por que viene,
pensar que por unas horas no muere,
encierro de un duo de fantasías,
decir sin cohibir lo que tanto se quiere.

Puedo comprobar que es verdad,
irónico destino empujó la tempestad,
tan delicadamente como acariciar un cristal.
Los sueños también son imperfectos
y pueden convertirse en realidad.

Puedo disfrutar la cierta ambigüedad,
cantar nostálgica sin tratar de olvidar,
el deseo desata blanca crueldad,
sin reir del todo porque algo falta,
ni llorando porque percibo algo de felicidad.

domingo, septiembre 21, 2008

Me tocó a mi...

Monet


Mirar mis dedos templados tratando de escribir da risa,
arrimarse a un muñeco de felpa que me mira,
oír canciones tontas, fuertes y depresivas
resumen el estado actual de mi compañía,
que tiene un efecto magnífico de dejarme como dormida.

Cuestionar el futuro es razonable fuera de esta mente,
traer al momento recuerdos es mi fuerte,
anhelos del día de ayer que transportaban a la muerte,
explicativo sexto sentido tratará de mantenerme,
faltarán años para que el deseo del amor se enferme.

Sentir cálida alegría por que me pensó hoy,
temerosa cobardía de apostarle todo al amor,
asesinar los kilómetros sólo porque me encontró
vivir en su habitación arrimada a su buró,
eterna y desde aquí la inspiración de su canción.

Ser dos almas que se cansaron de llorar,
enjuagaron sus ojos al tenerse que separar,
porque cree en mis sueños y me permite volar,
solo enfrentando a mil cosas y a la ansiedad,
apagando el fuego hasta volverse a mirar.

martes, septiembre 16, 2008

Ha sido lo mejor que fue

El cuento convertido en canción;
leyenda anticipada del adiós;
de la irreversible partida,
del riesgo de un fugaz amor.

Mil colores intensos en aquel presente;
cambiando de tono así de repente;
cada hora vivida, besos, melodías;
encendido sentimiento ayer inerte.

Labios que por hoy no hablan;
sombras en sol, no hay nada;
el frío sube a encontrarse con los recuerdos.
Inolvidable, dicen este par de lágrimas.

Mi fantasía, la única que no fue mentira;
seguro mañana motivará sonrisas;
difícil saber que no lo veré este día;
saber que lo viví entero me pondrá tranquila.

Dos manos unidas rogando no separarse;
nuevos caminos tendrán que levantarse;
lo mejor que fue para esta alma herida;
tristemente consciente que debía acabarse.

jueves, septiembre 04, 2008

Insomnio



Conseguí mi perdición.
Alcanzando el punto que detesto topar:
no tengo inspiración, no se que hablar.
Son inciertos caminos que están por llegar.
Horrible destino que odio probar.
Insoportable tarea la de tener que esperar.
El cansancio no halla su punto final.

Mi armónica adicción.
Desahogándome al escribir:
bienvenido a la noche vanidoso sentir.
A las doce de nuevo sin poder dormir.
Mucho por pensar, poco por definir.
Escasos concretos de un seguro vivir.
Veinte minutos de paz, por fin.

La nocturna contradicción.
Razones sonámbulas de este ser:
poco ayuda el pretender saber.
Sosegada calma de no mirar el ayer.
Siniestras ansias de lo que voy a tener.
Y si quiero dormir, aunque mañana ya no pueda ver.

miércoles, agosto 27, 2008

un estado indescriptible



Son las canciones más tristes que he escuchado,
y hasta ahora no me lo había preguntado,
no porque no me había pasado.
Pero ¿qué será quedarse esperando?
¿Será peor que cuando uno se siente traicionado?

Los protagonistas ansían volver,
cantan a su amor que dejan llorando en la estación del tren;
se quieren tener, y piensan solo en lo que vivieron una vez.
Pero ¿qué pasará con ese querer?
¿Dejarán que la lejanía lo transforme en un dos por tres?

Tener que decir adiós parece cruel,
dejar de amar susurrando al que se fue;
acostumbrarse de a poquito a lo que se es sin ella o él.
Pero ¿quizás le duela más al que espera y se queda atrás?
¿O sufre más el viajero al temer no regresar más?

Una vez viví algo similar, un caso particular,
pero es algo nuevo prepararse a esperar;
la diferencia es que ahora parece que si vendrá.
¿Sentiré lo mismo que el que llora al que se va?
Concuerdo en el tiempo abismal que falta para verlo llegar.
¿Seré la próxima en escribir: no te vayas, vuelve
ya?

miércoles, agosto 20, 2008

La ausencia


Voy a intentar descifrar mis pensamientos,
y empiezo por preguntarle:
¿En que estás pensando?
Los gestos no me dan una pista;
no hay llanto, no veo sonrisas.
Es como el vacío, pero ¿cómo se lo pinta?

Segundo intento: ¿es una persona?
No contesta. Creo entender y se la respuesta,
pero algo molesta. ¿Te da tristeza?
Los ojos se mueven y dan una seña;
evidentemente es alguien y lo piensas,
y es más claro todo, porque noto su ausencia.

Parece que no hay mucho que decir,
presiento como que se vuelve a repetir;
¿O no es así?
Entonces ¿porque pretender fingir?
¿porque leo ganas de huir?
Otra vez tragándose el alma para no sentir.

Todo es producto del miedo.
¿Te atraparon no es cierto?
Pero responde: ¿estás perdiendo?
No hace falta hablar para entenderlo;
lo sé, te creo, y es mi último intento.
Él ya lo sabe y no estoy mintiendo.

martes, agosto 19, 2008

no estoy tan bien

De que me sirve volver a creer.
Quererme levantar con corazón y pies
Para que me río sola, ¿para qué?
Cansa tener que perder otra vez,
y peor: sin ni siquiera saber el porque.
Parece que fuera un mal chiste,
algo interrumpido de un capítulo al revés
¿Por qué? ¿Por qué?

Las palabras dulces no son para mi ser pueril,
ese amor nunca me hizo muy feliz.
Siempre estar peleando por sobrevivir.
Abrí las puertas sin poder presentir.
Esperé a ver entrar a alguien nuevo por ahí,
y creo que me voy a morir así.
No quiero volverla a abrir. Al menos no hasta cumplir los mil.
Qué estúpido pensar que alguien también se sentía así.

¿A quién hay que pedirle la cura?
Necesito alguien para echarle la culpa
¿A Dios por regalarme esta pluma?,
¿o al diablo por maldecir mi locura?
Por desear todo menos negra fortuna.
Que me arrastre hacia abajo si creer es lujuria,
el infierno es el mismo allá que acá arriba.
¿Qué sentir si hasta las lágrimas están cohibidas?

jueves, julio 24, 2008

ya me tiene harta


A punto de dejarlo del otro lado de la calle,
como si nada, como si fuera su casa, como si estuviera acostumbrada,
regresa pero no trae su cara. Se monta en otra cáscara.
Se junta con la letra más perfecta de una tonada romántica,
de quién la escribió no tiene idea a quién le encajó como botón.

Ya no tiene rostro, nombre, nada.
Pero siempre que quiere vuelve, me toca, me aplasta, me amarga.
Hace lo imposible para sacarme una lágrima mientras veo la ventana.
Juro que no lo estaba pensando, al menos no a él, porque lo están reemplazando.
Pero el necio puede más que un nuevo extraño; no es nada raro.

Y hasta eso: me vuelve irónica, histérica, debilitada.
Mis ojos se alteran y empeoran al ver a una pareja que se aman
Porque me da iras llorar por quien está pensando en quién sabe que pendejada más.
Oi la frase: "si crees que voy a suplicar, prefiero mi amarga soledad".
Y heché mi cabeza hacia atrás.

Ahorita que caminaba, me olvidaba.
No me invadía hasta que algo de fondo sonaba:
"no encuentro salida, no quiero que este juego sea mi vida"
Y me siento extraña, y otra vez algo incómodo invade mi casa.
Pero recuerdo que de él no necesito nada,
escribo y se libera mi alma
Yo puedo permitir que se vaya,
porque ya me tiene harta.

jueves, julio 17, 2008

Haz de cuenta


Alguien me está inspirando.
No me sopla la oreja, no me está pensando, ni creo que me está esperando.
Ni lo vi pero me produjo algo. Ni lo sentí pero quiere que le diga algo.
¿Y ahora? ¿Que podría querer un ente desalmado, incoforme, desordenado?
El solito con la esquizofrenia de un frustrado.
Por lo menos en eso, concordamos en algo.

No me importa que salga o no como una rima,
Ni me interesa que lo lea, me entienda y luego se ría.
Lo dedico a él, al que lee mi electrónica poesía.
Estará leyendo con la mano en la barbilla.
Ahora sabe que hablo de él. Ahora me da una leve sonrisa.
Si, siente un frío que le pasa por la barriga. Se pusieron rojas sus mejillas.

No puedo distinguirle nada más.
Lo veo de lado porque se rehúsas a preguntarme “con las ventanas de su alma”
Es la trillada frase recelosa para pedir un intercambio de miradas.
Ni siquiera habla, no se atreve, solo calla.
Se empieza a morder las pocas uñas que le rozan la cara.
Cierra los ojos como si fuera un espasmo.
No, no estoy bromeando, es a ti, de ti es de quien hablo.

Que pesar que él no pueda captar, o que deduzca y le de igual.
Es más que coincidencia que pienses como quisiera actuar;
es irónico que te sienta y te entienda aunque no estás.
Es estúpido sentir lo que se puede ver, y no tocar.
Es la voluntad que me obliga a hacerme más allá.
Aunque mienta y quiera algo más.
Por tonta o buena, pierdo. Para variar.

sábado, junio 21, 2008

culpable de sentir ganancia

Mi distancia aportó más de lo necesario.
El corazón agauntó más de lo esperado.
Notorio, oculto, lejano. Ríe como un malvado.
Endiablada, enmascarada.

Mi alma dejó su ancla atascada.
El alivio asusta. Pesa menos la cruda duda.
Confort, amor. Se desprende. Dolor.
La mala, ensagrentada.

Mi voz siempre lo pidió.
Gritó y suplicó hasta la desesperación.
Nunca entendió. Hulló, se escapó.
Lastimada, herida.

Mi fuerza se recupera de lo quedado en la nada.
Le quebró la que nunca fue traición.
No se lo esperó. Ahora ella le ganó.
Sobreviviente, sonriente.

lunes, abril 28, 2008

No se sabe lo que viene

El silencio fue clave en este suceso.
Comenzó a venir anunciando un rito. Duró tanto.
Dolió porque no tenía nombre, era un extraño, un intruso pasajero.
Saqueó lo que pudo y se instaló, se alojó y se quedó.
La bulla estorba porque el silencio reina.

Sin color, sin sabor, indeciso; eso fue lo que más llegó.
Pero sentía que no estaba solo: hablaba, cantaba.
Se puso a conversar con los lamentos que hartaron,
se rió de lo que una vez llenó el corazón.
Se preparó. El silencio se oyó.

Pactó con agua para amplificar su sonido por cientos de lágrimas.
El silencio asfixiaba. Y hablaba y hablaba.
Espiaba a través de los agujeros causados por balas,
y se niega a esfumarse sin una tregua.

Quiere una oferta: quiere que algo se muera.
Hoy su capa ya no es tan gruesa,
aún está pero siento que ya no pesa, no quema.
No se que es pero el lapso aterra.

¿Saldrá disparado con mucha fuerza?
Ya es tiempo: el fin del silencio.
El me dice, yo lo entiendo.
Quizá sea un engaño, pero me arriesgo.

viernes, marzo 28, 2008

el sabor de lo aparente


Del alcantarillado de mi mente
no dejan de crecer estas locas ideas.
De algo más que un vacío inconsciente
sin creer ser diferente,
como de pobreza, huelen a lodo y miseria.

Uno quisiera estar demente
antes de unirse a lo que bien suene.
Al aroma del metal, a lo inherente.
Prefiero embarrarme a después no pertenecerme,
vivir abajo, a morir lentamente.

El aire sumplantó subsatancias por punzadas
no se puede caminar sin llevar armas.
Fuego, agujas y gente; igual matan.
Ser fértil es lo que llaman tener suerte,
no ser como ellos, es ser fuerte.

Los nacimientos ya no vienen,
todos los días se encarcela una transparencia.
Sin moretones ni rasguños los golpes detienen,
cierran bocas porque les conviene,
aquí no hay espacio para el dolor ni la pasciencia.

Porque cada día cuesta verse,
las lágrimas no quieren salir para no romper.
El que está libre no sabe lo que quiere,
han dañado sus manos y su cara ni se mueve,
los ojos se miran al espejo sin estremecerse.
Teya