Haz de cuenta


Alguien me está inspirando.
No me sopla la oreja, no me está pensando, ni creo que me está esperando.
Ni lo vi pero me produjo algo. Ni lo sentí pero quiere que le diga algo.
¿Y ahora? ¿Que podría querer un ente desalmado, incoforme, desordenado?
El solito con la esquizofrenia de un frustrado.
Por lo menos en eso, concordamos en algo.

No me importa que salga o no como una rima,
Ni me interesa que lo lea, me entienda y luego se ría.
Lo dedico a él, al que lee mi electrónica poesía.
Estará leyendo con la mano en la barbilla.
Ahora sabe que hablo de él. Ahora me da una leve sonrisa.
Si, siente un frío que le pasa por la barriga. Se pusieron rojas sus mejillas.

No puedo distinguirle nada más.
Lo veo de lado porque se rehúsas a preguntarme “con las ventanas de su alma”
Es la trillada frase recelosa para pedir un intercambio de miradas.
Ni siquiera habla, no se atreve, solo calla.
Se empieza a morder las pocas uñas que le rozan la cara.
Cierra los ojos como si fuera un espasmo.
No, no estoy bromeando, es a ti, de ti es de quien hablo.

Que pesar que él no pueda captar, o que deduzca y le de igual.
Es más que coincidencia que pienses como quisiera actuar;
es irónico que te sienta y te entienda aunque no estás.
Es estúpido sentir lo que se puede ver, y no tocar.
Es la voluntad que me obliga a hacerme más allá.
Aunque mienta y quiera algo más.
Por tonta o buena, pierdo. Para variar.

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jueves, julio 17, 2008

Haz de cuenta


Alguien me está inspirando.
No me sopla la oreja, no me está pensando, ni creo que me está esperando.
Ni lo vi pero me produjo algo. Ni lo sentí pero quiere que le diga algo.
¿Y ahora? ¿Que podría querer un ente desalmado, incoforme, desordenado?
El solito con la esquizofrenia de un frustrado.
Por lo menos en eso, concordamos en algo.

No me importa que salga o no como una rima,
Ni me interesa que lo lea, me entienda y luego se ría.
Lo dedico a él, al que lee mi electrónica poesía.
Estará leyendo con la mano en la barbilla.
Ahora sabe que hablo de él. Ahora me da una leve sonrisa.
Si, siente un frío que le pasa por la barriga. Se pusieron rojas sus mejillas.

No puedo distinguirle nada más.
Lo veo de lado porque se rehúsas a preguntarme “con las ventanas de su alma”
Es la trillada frase recelosa para pedir un intercambio de miradas.
Ni siquiera habla, no se atreve, solo calla.
Se empieza a morder las pocas uñas que le rozan la cara.
Cierra los ojos como si fuera un espasmo.
No, no estoy bromeando, es a ti, de ti es de quien hablo.

Que pesar que él no pueda captar, o que deduzca y le de igual.
Es más que coincidencia que pienses como quisiera actuar;
es irónico que te sienta y te entienda aunque no estás.
Es estúpido sentir lo que se puede ver, y no tocar.
Es la voluntad que me obliga a hacerme más allá.
Aunque mienta y quiera algo más.
Por tonta o buena, pierdo. Para variar.

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