el sabor de lo aparente


Del alcantarillado de mi mente
no dejan de crecer estas locas ideas.
De algo más que un vacío inconsciente
sin creer ser diferente,
como de pobreza, huelen a lodo y miseria.

Uno quisiera estar demente
antes de unirse a lo que bien suene.
Al aroma del metal, a lo inherente.
Prefiero embarrarme a después no pertenecerme,
vivir abajo, a morir lentamente.

El aire sumplantó subsatancias por punzadas
no se puede caminar sin llevar armas.
Fuego, agujas y gente; igual matan.
Ser fértil es lo que llaman tener suerte,
no ser como ellos, es ser fuerte.

Los nacimientos ya no vienen,
todos los días se encarcela una transparencia.
Sin moretones ni rasguños los golpes detienen,
cierran bocas porque les conviene,
aquí no hay espacio para el dolor ni la pasciencia.

Porque cada día cuesta verse,
las lágrimas no quieren salir para no romper.
El que está libre no sabe lo que quiere,
han dañado sus manos y su cara ni se mueve,
los ojos se miran al espejo sin estremecerse.
Teya

viernes, marzo 28, 2008

el sabor de lo aparente


Del alcantarillado de mi mente
no dejan de crecer estas locas ideas.
De algo más que un vacío inconsciente
sin creer ser diferente,
como de pobreza, huelen a lodo y miseria.

Uno quisiera estar demente
antes de unirse a lo que bien suene.
Al aroma del metal, a lo inherente.
Prefiero embarrarme a después no pertenecerme,
vivir abajo, a morir lentamente.

El aire sumplantó subsatancias por punzadas
no se puede caminar sin llevar armas.
Fuego, agujas y gente; igual matan.
Ser fértil es lo que llaman tener suerte,
no ser como ellos, es ser fuerte.

Los nacimientos ya no vienen,
todos los días se encarcela una transparencia.
Sin moretones ni rasguños los golpes detienen,
cierran bocas porque les conviene,
aquí no hay espacio para el dolor ni la pasciencia.

Porque cada día cuesta verse,
las lágrimas no quieren salir para no romper.
El que está libre no sabe lo que quiere,
han dañado sus manos y su cara ni se mueve,
los ojos se miran al espejo sin estremecerse.
Teya