El silencio fue clave en este suceso.
Comenzó a venir anunciando un rito. Duró tanto.
Dolió porque no tenía nombre, era un extraño, un intruso pasajero.
Saqueó lo que pudo y se instaló, se alojó y se quedó.
La bulla estorba porque el silencio reina.
Sin color, sin sabor, indeciso; eso fue lo que más llegó.
Pero sentía que no estaba solo: hablaba, cantaba.
Se puso a conversar con los lamentos que hartaron,
se rió de lo que una vez llenó el corazón.
Se preparó. El silencio se oyó.
Pactó con agua para amplificar su sonido por cientos de lágrimas.
El silencio asfixiaba. Y hablaba y hablaba.
Espiaba a través de los agujeros causados por balas,
y se niega a esfumarse sin una tregua.
Quiere una oferta: quiere que algo se muera.
Hoy su capa ya no es tan gruesa,
aún está pero siento que ya no pesa, no quema.
No se que es pero el lapso aterra.
¿Saldrá disparado con mucha fuerza?
Ya es tiempo: el fin del silencio.
El me dice, yo lo entiendo.
Quizá sea un engaño, pero me arriesgo.
No se sabe lo que viene
Publicado por
Andrea
on lunes, abril 28, 2008
Etiquetas:
interfaz de una espera
lunes, abril 28, 2008
No se sabe lo que viene
El silencio fue clave en este suceso.
Comenzó a venir anunciando un rito. Duró tanto.
Dolió porque no tenía nombre, era un extraño, un intruso pasajero.
Saqueó lo que pudo y se instaló, se alojó y se quedó.
La bulla estorba porque el silencio reina.
Sin color, sin sabor, indeciso; eso fue lo que más llegó.
Pero sentía que no estaba solo: hablaba, cantaba.
Se puso a conversar con los lamentos que hartaron,
se rió de lo que una vez llenó el corazón.
Se preparó. El silencio se oyó.
Pactó con agua para amplificar su sonido por cientos de lágrimas.
El silencio asfixiaba. Y hablaba y hablaba.
Espiaba a través de los agujeros causados por balas,
y se niega a esfumarse sin una tregua.
Quiere una oferta: quiere que algo se muera.
Hoy su capa ya no es tan gruesa,
aún está pero siento que ya no pesa, no quema.
No se que es pero el lapso aterra.
¿Saldrá disparado con mucha fuerza?
Ya es tiempo: el fin del silencio.
El me dice, yo lo entiendo.
Quizá sea un engaño, pero me arriesgo.
Comenzó a venir anunciando un rito. Duró tanto.
Dolió porque no tenía nombre, era un extraño, un intruso pasajero.
Saqueó lo que pudo y se instaló, se alojó y se quedó.
La bulla estorba porque el silencio reina.
Sin color, sin sabor, indeciso; eso fue lo que más llegó.
Pero sentía que no estaba solo: hablaba, cantaba.
Se puso a conversar con los lamentos que hartaron,
se rió de lo que una vez llenó el corazón.
Se preparó. El silencio se oyó.
Pactó con agua para amplificar su sonido por cientos de lágrimas.
El silencio asfixiaba. Y hablaba y hablaba.
Espiaba a través de los agujeros causados por balas,
y se niega a esfumarse sin una tregua.
Quiere una oferta: quiere que algo se muera.
Hoy su capa ya no es tan gruesa,
aún está pero siento que ya no pesa, no quema.
No se que es pero el lapso aterra.
¿Saldrá disparado con mucha fuerza?
Ya es tiempo: el fin del silencio.
El me dice, yo lo entiendo.
Quizá sea un engaño, pero me arriesgo.
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