La princesita dueña de su propio castillo Camina, camina y mira bonita como todos la pintan Ahí viven cientos, miles que la conocen La ven, la saludan, la quieren. La admiran, la estiman. Ella es su princesita.
Calladita sonríe cuando lo piden, Ella es alegría cuando todo obscurece Pero no ilumina ni el blanco de su moldeada sonrisa Ella es fría pero al fin y al cabo, alegría. Es su felicidad, la de ellos que no le preguntan: ¿Cómo estás?
Brinda esa tranquilidad que no es capaz de encontrar Y le dicen que es una luz pero nada le brilla se siente una Magdalena y sigue siendo armonía es más que un ejemplo, es la perfecta mujercita la utilizan sin ver su mirada perdida: ¿Estás bien princesita?
No necesita nada porque las damitas no gritan Se comporta porque las niñas la miran: “Mira, tienes que ser como la linda princesita” Se esconde porque los grandes la humillan Llora solita para no educar con melancolías ¿Las damas no lloran verdad princesita?
Sus poses son sus clases de vida Acompaña, comprende, ayuda y guía. Sigue viendo la ventana para huir pronto del encierro Festeja la felicidad ajena porque es parte de su vivir No es de nadie ni de ella y llora tanto al repetir: ¿Quién me pregunta si soy feliz?
La princesita dueña de su propio castillo Camina, camina y mira bonita como todos la pintan Ahí viven cientos, miles que la conocen La ven, la saludan, la quieren. La admiran, la estiman. Ella es su princesita.
Calladita sonríe cuando lo piden, Ella es alegría cuando todo obscurece Pero no ilumina ni el blanco de su moldeada sonrisa Ella es fría pero al fin y al cabo, alegría. Es su felicidad, la de ellos que no le preguntan: ¿Cómo estás?
Brinda esa tranquilidad que no es capaz de encontrar Y le dicen que es una luz pero nada le brilla se siente una Magdalena y sigue siendo armonía es más que un ejemplo, es la perfecta mujercita la utilizan sin ver su mirada perdida: ¿Estás bien princesita?
No necesita nada porque las damitas no gritan Se comporta porque las niñas la miran: “Mira, tienes que ser como la linda princesita” Se esconde porque los grandes la humillan Llora solita para no educar con melancolías ¿Las damas no lloran verdad princesita?
Sus poses son sus clases de vida Acompaña, comprende, ayuda y guía. Sigue viendo la ventana para huir pronto del encierro Festeja la felicidad ajena porque es parte de su vivir No es de nadie ni de ella y llora tanto al repetir: ¿Quién me pregunta si soy feliz?